mardi 15 mai 2012

ENTREVISTA AL PROF. GAHSTON SAINT-FLEUR


Prof. Gahston Saint-Fleur

En el marco de la celebración de la XVº edición de la Feria del Libro Santo Domingo, el Ministerio de Cultura de la República Dominicana, a través de la Editora Nacional, ha publicado el libro “PALABRAS DE UNA ISLA” de la autoría del escritor y catedrático haitiano, Gahston Saint-Fleur con la colaboración del reconocido poeta dominicano Basilio Belliard. Este libro, primero en su género, es una antología que recoge los más representativos poetas de sendos países en un esfuerzo por acercar a ambos países desde la cultura “nuestra alma común”, a la vez que se propone poner en la mano del público lector un texto para un estudio comparado de las dos culturas desde la poesía. Publicamos a continuación la entrevista completa que le hicieron al Prof. Saint-Fleur en el marco de la publicación de su libro, parte de la misma fue publicada en el periódico de la Feria del Libro al día siguiente.



¿Por qué una antología bilingüe de poesía haitiana y dominicana? ¿Cuál es la importancia de esta primera antología de poetas de ambos lados de la isla?

Permíteme agradecerte la invitación y aprovechar este espacio para saludar a los amigos lectores y al público que acudió en masa para la puesta en circulación del libro. Para responder a su pregunta sobre la razón de una antología bilingüe de la poesía haitiana y dominicana, de lo más representativo en sendos países; en efecto, llevamos mucho tiempo tratando de empujar un vehículo sin ruedas. Nos hemos desgastado bastante desecando el sudor de nuestra frente gota tras gota, pero el vehículo a penas se mueve. La razón de esta antología reside en un esfuerzo por poner el vehículo de las relaciones entre Haití y Republica Dominicana sobre ruedas, ruedas tan sólidas como lo puede ser la Cultura y solamente la Cultura.
Hemos apostado armonía y hermandad entre los dos países, ¿pero cómo puede haber algo así entre dos personas que no se conocen o si prefiere, que se conocen mal? La República Dominicana y Haití se conocen más bien a través de percepciones poco fundadas que se hacen cada una respecto a la otra. Dicho alias, la República Dominicana tiene su propia Haití que ha creado en los albores de su historia y Haití a su vez, tiene su propia República Dominicana que inventó en los albores de su historia. Y así, existimándonos, vamos avanzando cada lado con sus mitos y misterios respecto al otro.
La cultura encierra la virtud que nos permite ser tal cual somos; no como nos gustaría ser, mucho menos como otros nos imaginan. Es esta realidad trascendente que no por ser intangible es menos real, sino muy por el contrario. Creo que con la cultura, se puede combatir con mayor eficiencia los males sociales que nos aquejan en ambos lados, y esto, mejor que las artillerías y otros costosos equipos modernos que no hace sino enfrentar ciudadanos contra ciudadanos. Una antología de poesía haitiana y dominicana en la época que estamos viviendo  los dos pueblos ahora, no puede ser una simple compilación de nombres y de textos; estamos conscientes de ello. Y por eso, hemos seleccionado cuidadosamente en ambos lados, los nombres más representativos y de estos nombres, los textos más característicos de la idiosincrasia de cada lado. La idea es: “Darnos a conocer desde dentro” como de hecho titulé uno de mis artículos anteriores sobre las relaciones entre los dos países, para un periódico en Canadá, es decir, desde lo que somos cuando nos desnudamos el corazón y el alma.
Por el otro lado, estamos convencidos que AHORA, los dos países están preparados para conocerse uno al otro. De ahí, la respuesta a la segunda parte de la pregunta: la importancia de esta antología que no es sino el comienzo de un proyecto más ambicioso, anida en esta aserción: puesto que estamos listos para conocernos, pues damos el paso presentándonos uno al otro, hablando de sí al otro, contando cada quien su realidad física y metafísica al otro. Efectivamente esto es lo que encontrará el amigo lector en los textos que integran esta antología. Nos hemos dado cuenta que los vecinos que mejor viven entre sí son los que mejor se conocen; la República Dominicana y Haití no constituyen una excepción.

Usted ha tenido contacto con la poesía que se produce en Haití y en República Dominicana en estos momentos. ¿Cuáles son sus consideraciones sobre las mismas?
Hablar de poesía que se produce en sendos países en la actualidad nos obliga a pensar en los jóvenes; a este grupo me referí cuando hablaba hace poco de nuestra disposición para conocernos. Se trata de una generación que no quiere seguir opinando sobre opiniones opinadas y requeteopinadas y nos convierten en opiniologistas, si me permite este término que acabo de inventar.
Hay una marcada diferencia entre las dos poesías. La poesía haitiana es esencialmente social y militante mientras la poesía dominicana es más bien sentimental, emocional. En otras palabras, la poesía haitiana tiende a surgir fuera de su creador; emerge de una situación externa que le interpela al creador, de una preocupación circundante, de un vehemente deseo de hablar de decir que se desgarra en versos. En el caso dominicano, la poesía nace dentro del creador, no importa que la inspiración haya sido provocada por circunstancias externas. Ciertamente las excepciones están a la orden en ambos casos. Por ejemplo cuando leo “hay un país en el mundo” de Pedro Mir, me resisto a creer que no estoy leyendo a un poeta haitiano.
 Ahora bien hay que ir al origen de cada poesía; la poesía haitiana tiene su fuente nutriente en la Francia de Las Luces donde lo intelectual y lo revolucionario militante se articulaban de una forma cuasi perfecta. Este mismo hecho se reprodujo en Haití durante y después de la independencia con una ligera modificación en el sentido de que en Haití, el intelectual criticaba y de hecho sigue criticando el sistema en sus escritos pero en su vida cotidiana, tiende a reproducirlo. Eso hace el creador haitiano vive en una persistente paradoja.
En sendos lugares, hay una producción poética que es una apuesta de superación de las generaciones anteriores. En el caso haitiano, esta nueva poesía que hace de la violación de las normas su norma fundamental, es más acepta por la generación de los poetas maduros. Dedican tiempo para leerla, la comentan y la critican; digo bien: la critican alimentándola, y no la destruyen.
En el lado dominicano se nota una cierta resistencia de parte de los mayores con relación a la generación  de poetas ascendentes. Muchas veces los califican sin haberlos leído; y al no leerlos, desperdician una importante fuente de inspiración, de enriquecimiento de su propia poética. En República Dominicana hay jóvenes que tienen una poesía sorprendente. Son voraces en la lectura, no se circunscriben a ningún código poético en particular ni se limitan a la cultura poética de ningún país en especial. La tecnología de la información les da la oportunidad y lo aprovechan: leen de todo. Ahora bien, lo que no veo con buenos ojos es este apresuramiento de muchos jóvenes por publicar, como si la publicación les consagrara poeta o novelista dependiendo del género; lo cual es una total equivocación. Creo que mientras más madura la creatividad, mejor la producción.
La migración haitiana en República Dominicana ha permitido el encuentro de jóvenes creadores de ambos lados, muchas veces, crean juntos, discuten, construyen y deconstruyen textos de grandes autores dentro de la Isla y allende sus fronteras. Muchos jóvenes creadores haitianos participan en centros de creatividad literaria en el país. La juventud dominicana tiene un marcado interés, una curiosidad inédita hasta el momento por lo haitiano. Sin lugar a dudas habrá desteñimiento de una poética sobre la otra, es inevitable. Y creo que de ahí estaría naciendo de forma paulatina y desapercibida, una producción poética que trasciende lo haitiano y lo dominicano para enmarcarse en lo insular con proyección internacional.

¿Es importante qué exista un dialogo entre la literatura de Haití y la de República Dominicana?
Creo que no se trata de importante sino una necesidad, en la acepción filosófica del término. A través de la literatura, lograremos apreciarnos en cuanto valores que se suman. Y si económicamente  la República Dominicana está aportando mucho a Haití, culturalmente Haití tiene tanto que puede aportar y de hecho está aportando al país. En el ámbito cultural, Haití es un imperio y eso, pese a la falta de apoyo de los gobiernos de turno a este sector.

¿Esta antología nos acerca, ayuda a cerrar heridas?
Primero esta antología nos delata desnudándonos, luego nos pone de frente. No creo que ayudará a cerrar heridas, el objetivo no es eso aunque no se descarta la posibilidad. Lo que sí creo, nos pondrá de frente uno al otro, cada cual con sus heridas y sus vendas. Los dos países han tenido en la historia momentos heroicos de cooperación y períodos horrorosos de conflicto. Creo que la foto de portada del libro lo ilustra con una perfección gótica. Miremos en la actualidad a Alemania y Francia que se unen en una sola asta para izar la bandera de una Europa unida. Recordémonos que aquella fue territorio del imperio francés con Napoleón y a la inversa muy recientemente con Hitler y los Nazis al poder en Alemania, Francia ha sido territorio alemán. Por lo que, en nuestro caso, creo que son dos países que están buscando su verdadero destino común, y se va a lograrlo. Hay una apuesta para cambiar el discurso fatalista y con él, las acciones, para lograr una efectiva cooperación y vivir en auténtica hermandad.
Siempre se ha escuchado que República Dominicana y Haití están condenadas a vivir juntos, pero lo que nunca han dicho los abanderados de este discurso fatalista es que si bien el destino ha impuesto que los dos países vivan juntos, pero no les quita la libertad de elegir su forma de “vivir juntos”. Efectivamente estamos libres de elegir entre “vivir juntos” para destruirnos, desacreditarnos en la prensa internacional, para pelear y hasta matarnos uno al otro, como también elegir el “vivir juntos” para embarcarnos en la construcción del utópico pero necesario edificio de la paz perpetua.

¿Cómo influyo el Internet y/o la Redes Sociales a la hora de la selección de poetas haitianos?

Haití es un país que no cree en la perfección en cuanto obra que se construye gradualmente, sino como algo que surge y se impone. No fuimos motivados en ningún momento por la vana idea de presentar una obra perfecta ahora bien, la intención de hacer una buena selección de nombres y de textos, sí, desde el inicio nos ha estado asediando per fortuna. Por eso en el caso haitiano, las redes sociales nos han sido de una gran ayuda.
Ya que participamos en algunas redes haitianas de discusión online como haitianpolitics, haiticulture etc. No nos fue difícil solicitar el parecer de los internautas  haitianos respecto a quienes a su juicio, consideran como los más grandes poetas haitianos. Hemos pedido que nos propusieran un listado de no más de 15 nombres. Algunos nos han presentado tres, otros cinco y así sucesivamente, y de ahí vamos comparándolos con el listado que habíamos elaborado. Así hemos ido tachando e integrando nombres hasta completar nuestro listado. El poeta Jacques Viau Renaud por cierto, no fue mencionado entre los nombres porque Haití no lo conoce todavía, por eso aprovechamos la ocasión para darlo a conocer.
 Jacques es este “hombre isla” como lo afirma el joven poeta Samuel Grégoire, cuya vida se apagó a tiempo en la década de los sesenta para la libertad y la democracia dominicanas. En varias ocasiones el comandante Manuel Monte Arrache, en vida, como otros compañeros de batalla, nos han hablado de su intrepidez veintenaria. Sus correligionarios poetas le acuerdan con afecto y conservan celosamente su obra poética; la cual guardamos en su integridad en nuestra biblioteca, con el mismo celo que nos ha sido entregada. Jacques es el último poeta en la parte haitiana del libro como lo es también en la parte dominicana. La idea es situarlo en este punto de referencia de la cooperación y la hermandad entre los dos países; ya que abrazó a República Dominicana como su otra patria y por ella murió, sin denegar su antigua patria que es Haití.
 Inicialmente se propuso que en la antología solo estuvieran los poetas que han pasado de esta vida hacia el más allá, y esto, con todo el mérito y respeto que tienen los poetas vivos en sendos lugares. Si bien esta regla fue aplicada en el caso dominicano, pero en el caso de Haití, fue violada con dos nombres que son René Depestre y Franketienne.


Su parecer sobre la importancia de las ferias del libro a la hora de promover la literatura.

Las ferias del libro constituyen un lugar privilegiado para la promoción de la literatura, esto es indiscutible, como lo es también de hecho para el encuentro de literaturas y de creadores literarios.
Creo que desconectarnos un momento cada año de nuestros placeres usuales para darnos un baño de de cultura, de libros, puede ser útil a la hora de despertar los buenos demontres dormidos.

¿Importancia de que esta primera antología fuera presentada en el marco de la XV Feria Internacional del Libro?
Bueno, este año que Haití no está representada en la Feria, creo que la antología viene a ser esta presencia de Haití sin pabellón. En efecto ¡qué mejor pabellón que uno de letras!

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